| Yeti | |
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Nombre que recibe en el Nepal "el Abominable Hombre de las Nieves". Los que le han visto aseguran que es muy grande, muy fuerte, capaz de dejar sin sentido a un mamífero artiodáctilo bóvido (Yac) de un puñetazo y que se siente muy atraido por el alcohol. Todas estas leyendas pudieron comprobarlas en directo Tintín y el capitán Archibaldo Haddock cuando, cruzando las nevadas cimas del Tibet, iban en busca de su amigo Tchang Tchong-Jen. El propio Capitán Archibaldo Haddock, reacio e incrédulo, tuvo que rendirse a la evidencia cuando encontró su última botella de whisky... vacíada por el Yeti. Tras varios días de emocionantes aventuras llegaron hasta la misma guarida del Migou -así le llaman en el Tibet-, con la esperanza de hallar en su interior al amigo Tchang Tchong-Jen. Aprovechando una ausencia de la enorme bestia, Tintín entró en la gruta; y, efectivamente, allí estaba Tchang Tchong-Jen. Pero el Yeti no tardó en volver y, enfurecido, atacó a Tintín. En ese momento el flash de la cámara que llevaba puesto el reportero se disparó, cegando por completo al animal, que huyó despavorido. De regreso a la aldea, Tchang Tchong-Jen relató toda su historia, en la que el Yeti había jugado un papel primordial. Tras la catástrofe, era él quien le traía comida; él, quien le cuidaba; él, quien le salvo la vida, y también fue él quien se lo llevó lejos para que la expedición de socorro no se lo arrebatase. Evidentemente el Yeti se habia encariñado con el joven Tchang Tchong-Jen, y hay que ver lo triste que se quedó al ver que su amigo se iba. En verdad, el Yeti, el Hombre de las Nieves, no se merece el calificativo de Abominable.